Debilidad ( Libre )

Me puse un poco nervioso cuando me preguntó por la enfermedad. Desde que era vampiro no había pensado en eso.
-Es una gripe -dije después de pensarlo un poco- No es muy grave pero es bastante contagiosa. Y no quiero pegártela, de veras -sonreí mirándola con dulzura.
¿Yo mirando a alguien con dulzura? ¿Y a una humana? Definitvamente me lo tenía que hacer mirar. Sacudí la cabeza quitándome esos pensamientos.
Cuando se llevó las manos a la cabeza avancé un paso hacia ella preocupado.
-¿Estás bien? -pregunté con interés, pero otra vez el dichoso olor de la humana me llamaba. Retrocedí casi imperceptiblemente.
-Bueno, no he oído nada del incendio, pero la historia de tu sueño es todavía más increíble -dije meneando la cabeza- Tienes que estar muy convencida de ese sueño para venir hasta aquí buscando algo que no sabes si existe.

-Igual te mintió porque ni siquiera él sabe lo que pasó -me encogí de hombros- Quizá deberías preguntar por el pueblo por ese incendio. Que yo no me haya enterado no quiere decir que no haya pasado -musité. Intentaba que se olvidara de la historia del tipo de la túnica.

-¿Regresas a casa? -pregunté con curiosidad.
"¿Y qué te importa a tí Alec?" me regañó mi mente. Lo cierto es que me extrañaba que volviera tan pronto y sin haber sacado nada en claro.
Desvié la mirada cuando me fijé que miraba mis ojos de esa manera. Y ya no sólo por miedo a que descubriera algo en mis ojos, sino porque no era capaz de mirarla mucho rato sin sentir la tentación de dejarme llevar por mis impulsos.
-Siento que estés confundida -dije sinceramente. También yo lo estaba y no sabía por qué.
Asentí satisfecho. Esperaba que hubiera habido algún incendio. Por lo menos así se olvidaría de su sueño, pero no contaba del todo con ello.
-Quizá sea una ilusión o una obsesión -dije intentando explicar lo de su sueño- Cuando no aceptamos un acontecimiento nuestra mente reacciona de manera extraña -intenté convencerla. Todo esto me olía muy mal.

-Quizá sea lo mejor -dije mirándola cuando habló de volver a su casa. Por un lado quería saber más de ella, pero si se quedaba mucho tiempo más en Volterra acabaría en graves problemas.
Mis ojos se detuvieron un momento en los suyos.
-Cuando estás en un callejón sin salida tienes que volver atrás y mirar por qué te has equivocado -dije mirándola. Era una obviedad, pero en este caso venía bastante al hilo- Quizá estás equivocando el lugar donde buscar.-dije encogiéndome de hombros.
La miré un poco molesto conmigo mismo cuando dijo que la estaba llamando ilusa y obsesionada.
-Lo siento, no quería decir eso -dije en tono de sincera disculpa. Me relajé un poco al ver que reía.
-Pero es que todo parece tan extraño. No creo demasaido en los sueños premonitorios ni que existan sujetos como el que tu sueño te ha mostrado -me resultaba irónico que yo dijera eso- Pero si tan convencida estás...
La miré con una sonrisa y desvié mi mirada al suelo.

No sé por qué sentí una sensación de alivio cuando dijo que volvería a Volterra. Me estaba resultando agradable esa humana después de todo. "Los humanos son tu cena, no tus amigos" me dijo mi mente recordándome mi condición.
Estaba aún lejos de descubrir algo. Sin embargo tenía la ligera sospecha de que su interés y su constancia acabarían por darle resultados. Y metiéndonos en problemas seguramente.
A pesar de la oscuridad, percibí como se sonrojaba un poco y sonreí. Mis músculos se tensaron cuando una suave brisa pasó, llevándome de nuevo el atractivo olor de la joven y suspiré para relajarme un poco.
-Sea lo que sea en lo que te equivoques espero que acabes descubriéndolo -asentí con la cabeza, aunque casi que prefería que no lo descubriera.
No pude evitar una sonrisa cuando dij que le resultaba agradable. Claro, que no me conocia del todo.
-Los sueños a veces sólo son sueños... -reflexioné apartando mi mirada- Tienen la importancia que nosotros queramos darles. Aunque he de confesar que tu sueño es bastante extraño. ¿Y no tienes ninguna sospecha sobre quién o qué puede ser ese hombre tan extraño al que describes? -quería saber hasta dónde sospechaba Erika.

La escuché hablar de su hermano y de cómo buscaba todos los medios para encontrar una respuesta. Me hizo pensar en Jane. Entendía perfectamente a Erika. Si a Jane le pasara algo así enloquecería.
-Puedo comprenderte -dije mirándola e inconscientemente avancé un paso hacia ella- Yo haría lo mismo por mi hermana. Aunque quizá enloquecería primero -suspiré mirándola.
Oí que hablabla de que no tenía ni idea de quién podía ser el tipo de la capa. Me sentí algo aliviado. Temía que sospechara algo más de lo que contaba.
-Bueno, es complicado investigar sobre alguien que ni siquiera sabes si existe o no -iba a seguir hablando, pero la profundidad de sus ojos azules me hizo callarme y desviar la mirada.
Agradecí que acabara de cenar, ya que de otra manera no hubiera podido evitar atacarla. Intenté tranquilizar mis instintos. Pero ¿por qué lo hacía? ¿Por qué simplemente no atacaba de una vez en lugar de intentar ir contra mi naturaleza? Ni que fuera la primera vez que atacaba a un humano. Pero algo en la mirada de esa chica me obligaba a controlarme. Eso y la inquietud que sentía por sus sueños premonitorios.

-¿De matar? -reí divertido. De lo que menos parecía tener esa chica era de asesina. Claro, aunque también parecía frágil y delicada y había mostrado muchísima entereza y valor al venir a Volterra sin apenas ninguna pista- No te creo capaz de eso -dije con un toque de dulzura en mi voz que no pretendía tener.
Asentí cuando dijo que dejáramos el tema. Lo cierto es que era mejor. Estaba empezando a incomodarme. Si seguía hablando de eso se me iba a notar demasiado que estaba interesado en ese tema.

-Bueno, no hay mucho que contar de mí...
"Mentira" dijo juguetonamente una voz en mi cerebro, que acalle rápidamente.
-Vivo por el pueblo, pero suelo venir mucho a este bosque. Me relaja y me deja pensar con tranquilidad. Además, no viene nunca nadie -sonreí con algo de nerviosismo. Sin quererlo me había acercado un poco más a ella, y sería demasiado sospechoso si me alejara repentinamente. Seguí hablando para disimular mis nervios.
-Aunque no me importa haberte encontrado aquí -admití con sinceridad.

-No quería decir eso, es simplemente que se te ve demasiado dulce como para hacer algo así -dije cuando preguntó por qué nadie la creía capaz de nada- Pero estoy seguro de que detrás de esa imagen hay una persona mucho más fuerte.
No podía creerme que hubiera salido eso de mis labios. Algo extraño me estaba pasando para reaccionar como lo estaba haciendo.

-Sí, mi hermana vive por aquí también - "Pero no esperes el mismo trato de ella si te la cruzas" pensé con una sonrisa- Y vivo también con mis padres - bueno, eso no era cierto, pero tenía una parte de verdad, ya que consideraba a Aro y a Sulpicia como padres para mí.

Medité un momento cuando me preguntó por qué no me había molestado que ella estuviera allí. En realidad ni siquiera yo sabía realmente por qué no me molestaba. Quizá si hubiera sido cualquier otro humano hubiera reaccionado de forma diferente.
-No sé, quizá a veces en lugar de soledad lo que apetece es hablar con alguien -musité ligeramente.
Retrocedí un paso discretamente, ya que no quería tentar demasiado mi autocontrol.

-Bueno, evito en la medida de lo posible molestar a mi hermana -sonreí al decir eso. Jane enfadada era terrible- Es bastante irascible -reí levemente.
Me preguntó por la relación con mis padres. Me encogí de hombros sin saber bien qué responder.
-Bueno, supongo que lo normal -musité- Unas veces los adoro, otras los odio. Nada fuera de lo común.-añadí. La verdad es que mi relación con Aro y Sulpicia no era demasiado común. Era una relación basada más en el respeto y el trato cordial que en el cariño.

-Vaya gracias, eres muy amable -asentí cuando dijo que si buscaba alguien con quién conversar estaba ella allí- Lo tendré en cuenta.
-Aunque quizá no deberías venir demasiado por el bosque a estas horas -dije mirándola fijamente- La noche es cuando aprovechan para cazar las criaturas más peligrosas del bosque -expliqué con voz calmada.
No sabía por qué me importaba tanto lo que le pasara a esa humana, pero se me hacía desagradable que pudiera cruzarse con otro miembro de la guardia. No era yo el único que se escapaba por el bosque de vez en cuando. Y estaba seguro de que cualquier otro en mi lugar no sería tan... amable, por así decirlo. De hecho ni siquiera sabía por qué lo estaba siendo yo.

Sonreí cuando preguntó si era mayor o menor que yo.
-Gemelos -musité mirándola con media sonrisa- Y la adoro tanto como ella a mí.
Intenté no desviar la mirada, pero me costaba muchísimo. Caminé hacia uno de los árboles, aparentemente distraído en sus ramas, pero volteé a verla cuando volvió a hablar.
-Bueno, es normal, supongo que es difícil aceptar que se muera un hijo -asentí un poco más seguro. Me había alejado un poco de ella, por lo que ya no sentía esa atracción tan fuerte. Aunque seguía estando un poco confuso. Demasiado a decir verdad.
Sonreí ampliamente cuando dijo que le agradaba. Eso era porque no me conocía del todo.
-De nada -dije ucando agradeció que fuera tan paciente- Has debido de pasarlo muy mal.
Dudé cuando preguntó si había muchos animales salvajes en el bosque.
-Sí, hay unos cuantos -dije mirándola- He tenido la suerte de no cruzarme con ellos todavía -musité pensando en que no eran los animales salvajes a los que debía temer Erika.

La miré entre sorprendido y divertido cuando dijo que Jane era afortunada.
-Yo también lo soy, créeme -contesté con una sonrisa- Estamos bastante unidos, sobre todo por...-frené en seco. Estaba a punto de hablar de mis padres biológicos, y metería la pata.
-Bueno, que nos cuidamos y protegemos mutuamente -rectifiqué con rapidez, epserando que no se hubiera dado cuenta de nada.

Volteé a mirarla un momento y no me pasó desapercibido que se había sonrojado. Y eso me gustó. "¿Y qué te importa a ti que se sonroje?" me hostigó mi mente sin piedad.
-Hay animales muy peligrosos en estos bosques que no te gustarían demasiado -dije intentando no mirar sus ojos. Me sentía débil cuando lo hacía- Algunos te harían mucho daño incluso antes de que los hayas podido ver.
En realidad no pensaba en animales cuando hablaba, sino en los de mi especie. Miré el cielo cuando dijo que creía que estaba por anochecer.
-Cierto, está oscureciendo -asentí mirándola brevemente, en tono despreocupado. Yo prefería la noche al día, pero era evidente que la mayoría de los humanos no. Quizá tuviera sueño o estaría cansada, tal vez.

La escuché hablar sobre los animales salvajes. Sus palabras podían aplicarse también a los vampiros. Al fin y al cabo era nuestra naturaleza. Y yo estaba atentando contra esa naturaleza en ese mismo instante.
-Es mejor no tentar a la suerte -asentí mirándola- El bosque de noche es bastante inquietante. Y las criaturas que lo habitan no atienden a razones, por lo que no es aconsejable quedarse aquí mucho rato.
Tenía que reconocer que aunque me hubiera costado resistirme a mis impulsos, el rato que había pasado con Erika había sido bastante agradable.
La miré algo duditativo ante su propuesta. No sabía cómo negarme a ella sin parecer poco diplomático. Pero no podía aceptar. Aunque quizá no hubiera mucha gente por la calle, y no sería la primera vez que me paseara entre humanos.
-Mmm -dudé un momento- Quizá no sea buena idea -dije mirándola- Quiero decir... El centro está algo lejos de donde vivo y no quiero preocupar demasiado a mi familia llegando tarde. -desvié la mirada un tanto nervioso.
-Además debes estar cansada y no quiero quitarte mucho tiempo -añadí intentando mirarla de nuevo- quizá pueda acompañarte un rato hasta el centro -dije encogiéndome de hombros.

-No te preocupes -dije mirándola- me gusta tu propuesta, sólo que es un poco tarde. Quizá otro día podamos vernos con más tiempo -dije albergando esa esperanza.
"Quítate eso de la cabeza, es una humana, has comido cientos como ella" pensé intentando aclararme. Había comido cientos... pero no como ella.
-Pero te acompaño a tu hotel encantado -dije auqnue estaba un poco preocupado. Esperaba ser lo suficientemente discreto como para que no se me notara ninguna actitud rara.
No había pasado tanto tiempo con un humano sin que se convirtiera en mi comida. Bueno, excepto Gianna, pero eso era otro tema. Trabajaba para los Vulturi. Asentí cuando pedí que nos fuéramos, y empezamos a salir del bosque. Me estaba arriesgando demasiado haciendo eso, y sabía que a Aro no le haría gracia, por no hablar de Jane. ¿Pero qué mal hacía acompañándola un momento? Caminaba apenas un paso por detrás de ella, intentando no establecer contactos visuales demasiado prolongados.

Por un lado yo quería volver a verla, pero por otro no estaba muy seguro de que fuera conveniente. Entraba en un terreno peligroso del que sera complicado salir. En fin, esa chica se iría pronto de Volterra y dejaría de preocuparme por ella. Sin saber por qué, esa último pensamiento no me había gustado nada.
-A mí también -dije finalmente, entre un mar de dudas. Intenté mirarla lo menos posible, sin que ella notara que la estaba evitando.
Salimos del bosque y nos dirigimos a la ciudad. Seguía caminando algo detrás de ella, manteniendo su paso, aunque se me hacía raro caminar tanto tiempo a paso humano.

-Está algo alejada del centro, pero no pasa nada, no llegaré tampoco demasiado tarde -dije contestando a su pregunta. Entonces me preguntó por mi edad y si estudiaba o trabajaba.
-Tengo 16 años -respondí sonriendo. Bueno, estaba a punto de cumplir los 16 cuando me transformaron, así que no era del todo una mentira- Y bueno, estudio y ayudo en mi casa.
-¿Y tú? -pregunté cortésmente poniéndome casi a su lado, intentando no mantener contacto visual con sus ojos.