Debilidad ( Libre )

Ese bosque era mi lugar preferido para pensar. Y últimamente necesitaba hacerlo más de la cuenta. Jane... Nunca pensé que mi hermana fuera a darme tantos quebraderos de cabeza. ¿Cómo podía gustarle ese Vulturi? Y yo veía que iba a sufrir irremediablemente, ya que no me daba buena espina Roderick.
En eso iba pensando cuando capté un olor extraño. Humanos. Caminé hacia la procedencia de ese olor tan llamativo. Mis ojos buscaron alguna presencia por allí y reparé en una humana que se había adentrado en el bosque. En MI parte del bosque.
Me acerqué a ella silenciosamente.
-¿Perdida? -pregunté con una sonrisa peligrosa cuando estuve a unos pasos de ella. No era común ver humanos por el bosque.

Cuando se giró a mirarme contemplé su rostro. Era hermosa para ser humana. Sonreí cuando se sonrojó levemente.
-Espero no haberte asustado -la miré con una amplia sonrisa, pero tenía un toque de peligro en esa mirada- Pero la pregunta es ¿qué haces tú aquí? Vengo muy a menudo y no te había visto nunca -dije encogiéndome de hombros.
Avancé un paso hacia ella, manteniendome aún en la penumbra. Si salía demasiado a la luz se vería mi extraño color de ojos.
-Pero qué maleducado soy -dije con una sonrisa- Alec -dije presentándome.

El olor de esa humana me atraía de una manera que no llegaba a comprender.
-Turista... -dije meditando. Sonreí impreceptiblemente. Si se despistaba un poco acabaría pescada por Heidi y Joaquin. Los turistas eran sus víctimas preferidas.
-Si, el bosque es relajante, yo vengo por aquí a menudo -expliqué- Y sí, se puede decir que soy de aquí -añadí mirándola. A pesar de ser una humana definitivamente tenía algo que me atraía.
Me tendió la mano, pero no me acerqué a estrechársela. Mis manos eran frías, y seguro que notaría que esa no era la temperatura corporal de alguien normal. Carraspeé algo incómodo.
-Encantado Erika -dije con voz segura sin acercarme a ella- ¿Y qué te trae a Volterra? ¿Viaje de placer? -pregunté con curiosidad.
Había algo extraño en esa muchacha. Pero no sabía que podía ser.

-Volterra tiene su encanto -dije mirándola- Pero además también tiene un aire peligroso. Eres muy valiente al venir aquí sola -añadí con una sonrisa maliciosa.
Contemplé la expresión de la humana. ¿Erika había dicho que se llamaba? Creía que sí. Bueno, fuera como fuera estaba seguro de que tenía alguna intención más en venir a Volterra a parte de lo que mostraba.

-Siento lo de tu hermano -dije en tono serio- Yo tengo también una hermana y no sé que haría si la perdiera -admití sabiendo que quizá hablaba más de la cuenta. Pero daba igual, sólo era una humana, no podría darme muchos problemas.
-¿Y qué tiene que ver la muerte de tu hermano con Volterra? -pregunté curioso. Era consciente de que estaba siendo indiscreto, pero no me importaba.

Su voz era tan fluida y calmada que me atraía. Sin pensar que hacía di un paso hacia ella, manteniéndome aún a la sombra de los árboles. No entendía qué estaba sintiendo exactamente. Por un lado era atracción por la sangre de esa humana y por otro lado curiosidad de saber qué hacía allí.
-El misterio al final tiene mucha parte de peligro, así que no te confíes -susurré lentamente mirándola.

Mi sonrisa se acentuó cuando dijo que todos dejaríamos este mundo. Eso no valía para mí, obviamente.
-¿Tu hermano murió aquí? -pregunté con un presentimiento. Podía imaginar qué tipo de muerte habría tenido- No creo que puedas conseguir mucha información, aquí nunca pasa nada, a pesar del halo de misterio que tiene Volterra.

La miré duditativo cuando dijo que me sentara con ello. Me apetecía hacerlo, pero tenía que andarme con cuidado. Por suerte, ya estaba casi anocheciendo, y esperaba que no se distinguiera demasiado el color de mis ojos. Con desconfianza me acerqué, sin sentarme, a unos metros de ella.
-No te preocupes, aquí estoy bien -musité mirándola y me quedé de pie.
Lo que me contaba sonaba muy turbio. Creía recordar haber vivido asuntos parecidos. Claro, que todos se saldaban con el final del vampiro que se atrevía a romper el orden en el territorio Vulturi.
-Vaya, lo siento, suena todo muy extraño -dije contemplando a Erika. A cada instante se me hacía más difícil estar allí. Por suerte para ella hacía poco que Heidi había traído comida. Sin embargo, para estar saciado, seguía atrayéndome esa humana.
-¿Y no tienes ninguna idea de lo que pudo haber pasado? - si sospechaba algo podía suponer un problema para nosotros.

El cuerpo no había aparecido. Blanco y en botella. Un trabajo digno de los míos. Ahora me quedaba saber si era una chapuza o algo más organizado. Al parecer iba a sacar algo de la visita de hoy al bosque.
Y sin embargo no dejaba de sentirme algo apenado por la chica. Era duro no saber lo que había pasado con tu familia. Pero era casi mejor que no lo supiera.
-¿No has pensado que quizá esa persona trata de protegerte de algo y por eso te rehuye? -pregunté con ánimo que dejara de investigar. Podía meterse en problemas si llegaba al fondo de la cuestión.
La miré alarmado cuando dijo algo de sus sueños.
-¿Qué pasa con tus sueños? -pregunté un tanto brusco. Sabía que esa chica no estaba allí por casualidad o por investigar a ver qué había pasado. Ella tenía una sospecha y eso no pintaba bien.
-Perdona -me disculpé por mu brusquedad- ¿qué decías de los sueños? -pregunté con más amabilidad.

La escuché decir que no iba a irse y que llegaría hasta el final. Meneé la cabeza. Mucho me temía que si llegaba al final no terminaría nada bien.
-Mucha suerte entonces -dije mirándola- Pero si quieres mi consejo huye de aquí en cuanto puedas. Es mejor no remover el pasado, al final salen cosas a la luz que deberían estar ocultas.-añadí con tono misterioso.

Cuando me miró con esos ojos azules tan bellos me obligué a desviar la mirada. Aunque deseaba volver a verlos, no quería que se fijara demasiado en los míos. "Sueños premonitorios..." pensé estudiando la situación. Un don extraño... Bueno, quizá sólo fueran coincidencias. Pero demasiadas coincidencias en una misma persona. Aunque la necesidad de su sangre aunmentara en mí estaba dispuesto a quedarme allí hasta que supiera algo más de ella.
-¿Y qué es lo que tienes seguro? -pregunté con curiosidad- No temas contármelo -la tranquilicé con una sonrisa mirándola brevemente.

-Vaya, pues es todo un honor que me las cuentes a mí -mi tono tenía que haber sido sarcástico, pero no lo fue. Lo había dicho con sinceridad. "Alec, qué demonios te pasa" me reprendió mi mente.
No me sorprendió oír que creía que su hermano había sido asesinado.
-Mayor razón para que dejes de investigar -dije mirándolo- Puede ser peligroso. ¿No tienes miedo a que te pase algo? -dije con un tono de voz inquietante, tal vez algo amenazador.
Le dediqué una sonrisa encantadora, pero también algo peligrosa.
-¿Y tienes alguna sospecha acerca de quién pudo asesinarlo? -pregunté con muchísima más curiosidad- Quizá alguien que lo odiaba, o que tenía una deuda. ¿Qué has visto en tu sueño?
Me calmé un poco, la estaba bombardeando a preguntas, y empezaría a preguntarse por ´qué me interesaba tanto.

-Vaya, que antipática -dije con una sonrisa cuando dijo que no le importaba mi opinión, aunque luego su actitud me demostró lo contrario.
Avancé un paso hacia ella y sentí mucho más fuerte la atracción por su sangre. Me controlé desviando la mirada un momento y volviéndola a fijar en ella.
-El miedo a veces es bueno, te protege de cometer locuras de las que luego terminarías por arrepentirte.-dije encogiéndome de hombros.
Retrocedí un paso ante su mirada intensa. Esos ojos azules se clavaban en mí impidiéndome que pensara con claridad.

Me mantuve en silencio, pensando una excusa convincente para mi interés.
-Bueno, soy de aquí, y nunca había oído nada semejante, por aquí no suele pasar casi nada -expliqué sin mucha convicción- Y los sueños... -musité pensativo- Bueno, siempre tienen una interpretación y quizá pueda ayudarte a descifrarlos. Se me da bien -dije con una sonrisa volviendo a dar un paso hacia ella.
Resultaba algo cómico que avanzara y retrocediera de esa forma, pero no me daba mucha cuenta de que lo estaba haciendo.

Reí ante su sonrojo. En realidad no me había molestado.
-No pasa nada, es lógico, me estaba poniendo un poco cargante -sonreí un poco más relajado.
Escuché atento sus explicaciones, algo duditativo. Parecía una muchacha valiente, y por otra parte no rechazaba la sensación de miedo. Eso era bastante bueno. Un valiente que no tiene miedo se convierte en un peligro para todos, incluso para él mismo.
Sonreí cuando dijo que me acercara a ella. "Si no tengo miedo de que tú me comas, tengo miedo a comerte yo a ti" pensé ante lo irónico de la situación. Di un paso más hacia delante, controlándome con alguna dificultad.

-Sí suceden cosas, pero nada tan extraño como lo que cuentas -dije sonriendo y mirándola a los ojos. Demonios, empezaban a gustarme demasiado esos ojos.
-Bueno, intenta explicarlo -dije con una sonrisa encantadora, refiriéndome a su sueño- Si quieres, no hace falta que me lo cuentes si no quieres -añadí desviando la mirada un segundo- Además, no me asusto con facilidad. Y menos de unos sueños -dije con algo de impaciencia en mi voz.

Dudé un momento cuando dijo que me acercara a ella.
-De verdad, es mejor que no -dije con una amplia sonrisa- Es que... estoy algo enfermo y podría pegártelo. Y no quiero que te enfermes. ¿Cómo ibas a seguir buscando? -añadí con un guiño.
"Qué escusa más tonta Alec" me dijo mi mente y no pude reprimir otra sonrisa. Esperaba que no se lo tomara a mal, pero no podía acercarme demasiado a ella. No sabía si mis instintos me dominarían si estaba próximo a Erika.

La escuché entornando los ojos. Ahora sí que estaba seguro de que se trataba de asuntos de vampiros. Y también de que esa chica tenía algo que la hacía demasiado especial para ser humana.
-Bueno, quizá sólo sean sueños -dije quitándole importancia pensativo- No recuerdo haber oído nada nunca sobre lo que me cuentas.-dije encogiéndome de hombros levemente.
Lo cierto es que no recordaba ese asunto del que me hablaba. O quizá no le había prestado demasiada atención cuando sucedió. Pero Aro seguro sabría algo.