Sabado solitario ( Alec- Jane)

Oí que Erika me llamaba y me volví. Escuché que me pedía explicaciones pero me encogí de hombros con amargura y salí por la puerta. Si me quedaba un segundo más terminaría por volverme loco.
Mi enfado con Jane aumentaba a cada segundo. No podía creer que se hubiera comportado así. Jane nunca me había tratado de esa manera. Era cierto que yo le había ocultado cosas, pero aún así habia sido demasiado cruel conmigo. Y yo estaba acostumbrado a que Jane fuera cruel, pero no conmigo.
Ya había salido cuando escuché que Erika le hablaba a Jane. Me volví con gesto de alarma, mirando a Jane. Mi hermana no aguantaría eso.
-Vamos Jane, ya me tienes fuera -pedí mirándola dolorido. Pero en mis ojos había también advertencia. Si Jane exhibía su poder podríamos tener problemas. Seguí mirando a Jane pidiendo prudencia.

Oí lo que me decía la mujerzuela esa... estaba decidido, iba a morir! Di un paso hacia ella y Alec me dijo que ya lo tenía fuera, pero su mirada me pedía control. Cierto, si la torturaba sabría que eso de la mafia era sólo una forma de disfrazar la verdad y que en realidad éramos unos monstruos chupasangre.
Pero no iba a dejarlo así, ésta me la pagaba, aunque nunca supiera que había sido yo. - Alec, no me habías dicho que tu juguetito era tan gracioso... de haberlo sabido me hubiera unido a la diversión antes, mucho antes - dije con maldad - qué aduladora... pero quién es patética, yo? o tú que te retuerces de dolor como gusano porque no puedes asumir malas noticias? - dije mientras hacía que sintiera punzadas de dolor en el pecho y en el estómago. Así creería que era algo "normal" de la impresión. Pero fui incrementando el dolor hasta que se puso a gritar y decidí darle el toque de gracia haciendo que se desmayara del dolor. Me di media vuelta y salí, sin mirar a Alec. Íbamos a tener una larga y no muy agradable conversación...

Vi la cara de Jane y cómo se volvía hacia Erika y supe lo que iba a hacer. No estaba dispuesta a escucharme, estaba fuera de sí. Con mucho dolor me alejé de la puerta hacia fuera de la casa. No quería oír los gritos de dolor de Erika.
No podía hacer otra cosa. Sabía que intentar parar a Jane era inútil, y no iba a utilizar mi poder contra ella. Sólo podía esperar que Jane consiguiera parar o probablemente la mataría de dolor. Cerré los ojos conteniendo la rabia y no pude evitar escuchar más de lo que quería. Me apoyé en la pared itentando dejar la mente en blanco y esperé a que saliera Jane. Era incapaz de mirar dentro de la casa. Bastante doloroso era ya oírlo como para encima tener que verlo.
Cuando Jane salió la miré con frialdad.
-¿Podemos irnos ya? -pregunté rehuyendo sus ojos. Ella me pediría explicaciones, pero yo no tenía ganas de hablar con ella. No hasta que me calmara y ordenara mis pensamientos.