Sabado solitario ( Alec- Jane)

La suerte, o el destino habían llevado mis pasos hasta Forks. Visita rutinaria a los Cullen, a lo que yo me había ofrecido. Y no sólo por escapar unos días del aburrimiento del castillo, sino por otros motivos. Ni siquiera sabía cómo explicarlo, pero Erika causaba en mí una fascinación tal que necesitaba verla una vez más.
Tenía la extraña sensación de que me seguía alguien, pero no era posible. A mi paso, sólo podía seguirme un vampiro, y ¿quién demonios iba a seguirme hasta casi la otra punta del mundo?
Después de visitar a los Cullen me encaminé hacia la casa de Erika. Recordaba la dirección por sus cartas, pero ni siquiera sabía qué excusa inventar para justificar mi presencia en Forks.
Me planté delante de la puerta y llamé sin pensarlo dos veces. Si lo pensaba demasiado no lo haría.

Argh! odio a los malditos neófitos, siempre causando problemas... ahora había un grupo de ellos en Canadá y Aro nos había pedido a Demetri y a mí que le diésemos alcance a Alec y que fuéramos los tres a deshacernos de los neófitos y de sus creadores. Felix iría directamente a Canadá.
No me olía nada, nada bien el ofrecimiento de Alec de ir a Forks, mucho menos sin mi compañía... si siempre íbamos juntos de misión. Tenía una corazonada y, en el fondo deseaba con toda el alma equivocarme.
Fuimos a casa de los Cullen y Carlisle nos dijo que Alec había estado ahí hace poco. Dejé a Demetri con los Cullen, en un intento de proteger a mi hermano en caso de que estuviera haciendo alguna estupidez, que seguro la hacía. Les dije que a lo mejor había ido a comprarme algún recuerdo o algo y que le daría el alcance y lo traería. Demetri se tragó el cuento, aunque me dijo que si tardábamos iría por nosotros.
Me di prisa y me puse a seguir el rastro de mi hermano. Tantos años de viajar con Demetri te enseñan algunos trucos.

Pasaron algunos segundos y nadie salía a abrir. Igual no estaba en casa. "´Qué estúpido Alec, claro que está en casa, puedes olerla" me dijo mi mente, regañándome. Estuve a punto de salir corriendo, pero mis piernas no me lo permitieron. Oí pasos cerca de la puerta y abrió.
Mis labios se curvaron en una sonrisa cuando la vi. Intenté retroceder cuando se acercó a mí para besarme la mejilla, pero mis pies se habían conjurado en mi contra.
-Sí, hace un poco de frío aquí -dije cuando ella mencionó que me estaba congelando.
-Bueno, estaba de paso, visitando a unos parientes -dije mirándola- Y decidí venir a hacerte una visita. Espero que no te importe.
Entré en la casa con una sonrisa, mirando alrededor.
-Bonita casa -dije sonriendo y mirando a Erika. Mi vista se detuvo un instante en sus ojos y la desvié con disimulo.

Ni rastro del tonto de mi hermano... en dónde se habría metido? no estaba en el bosque, eso era seguro, su rastro iba hacia la ciudad y no quería pensar en lo que estuviera haciendo... Alec no se descontrolaba, pero si lo hacía estaríamos en problemas.
Corrí a toda velocidad hacia la ciudad y una vez allí empecé a andar a velocidad humana para no llamar la atención. Para los humanos, hacía mucho frío, y aunque yo no lo sentía, nadie me vería raro por tener puesta la capucha del sweater... no quería que nadie viera mis ojos color borgoña, aunque claro! siempre podría decir que era una niña albina debido a la palidez de mi rostro y al color rubio de mis cabellos.
Conforme caminaba por Forks el olor se hizo más fuerte y reconocible... hasta que llegué a una casa que se veía bonita y grande. Apreté los puños con fuerza y toqué el timbre, tratando de no destruirlo.

-Bueno, supuse que no te importaría que viniera -dije encogiéndome de hombros- Me apetecía volverte a ver -sonreí mirando brevemente a Erika.
-Te felicito, tienes buen gusto -dije mirando la decoración de la casa. Pasé hasta la sala de estar y tomé asiento mirándola con educación.
-Oh, no gracias, no hace falta que saques nada -dije amablemente cuando me ofreció si quería tomar algo- Pero cuéntame, ¿qué es eso que querías decirme por carta? -pregunté con curiosidad. Seguro había descubierto algo más sobre su hermano.
El timbre nos interrumpió, y un olor familar me llegó. Demasiado familiar. "Jane..." Enseguida me tensé, levantándome de mi asiento. Pensé en ocultarme. "Otra vez idiota Alec, ella ya sabe que estás aquí, te ha seguido". Me maldije por no darme cuenta de que me seguían. Si lo hubiera sabido no se hubiera ocurrido venir. Estaba a punto de correr y decir que no abriera, pero ya lo había hecho...

Oí ruido y pasos que se acercaban a la puerta, seguramente Alec ya sabría que yo estaba ahí. Me crucé de brazos y respiré un par de veces para tranquilizarme, no convenía perder los papeles, porque si me enojaba, la iba a torturar hasta que muriera o hasta que Alec la neutralizara... entonces creo que me enojaría tanto que hasta torturaría a mi hermano y francamente, el motivo no lo valía...
Me quité la capucha y acomodé mis cabellos de manera que cubrieran parte de mi cara y no pudiera saber con exactitud el color de mis ojos.
Una muchacha abrió. Sinceramente no me pareció gran cosa. Heidi había conseguido muchachas más guapas en Volterra para la cena, y ciertamente más apetitosas, esa niñita ni siquiera serviría de tentempié.
- Hola, supongo que eres la dueña de la casa - dije con la voz más dulce que pude, si es que eso era posible - vengo por dos cosas... primero: dile a Alec que estoy aquí... él ya sabe quién soy y que estoy aquí... y también a decirte que te alejes de Alec y que no vuelvas a verlo ni a hablarle más si no quieres pasarlo mal - eso sonó mal, pero fue lo menos ofensivo y dañino que pudo pasar por mi cabeza... seguro Alec me agradecería luego el hecho de no haberla torturado ni bien abrió la puerta, que muy tentada estuve de hacerlo!

Abrió la puerta y me llevé una mano a la frente, lamentándome de haber venido. Después escuché la voz de Jane, y sus palabras. Estaba enfadada, hacía tiempo que no la veía así de alterada. Pero al menos había sido educada y su amenaza había sonado a advertencia. Tratándose de Jane había sido un milagro que no la torturara.
Estaba a punto de ir hasta Jane y decir algo cuando Erika comenzó a hablar. "Dios mío" suspiré cuando dijo que yo tenía razón al decir que Jane era celosa. Hubiera preferido que Jane no se enterara de que habíamos hablado de algo más que del incendio y del asunto con su hermano.
Avancé hacia la puerta cuando Erika dijo que Jane estaba allí.
-Jane... -murmuré dirigiendo mi vista a mi hermana. Mi mirada denotaba preocupación y pedía que no hiciera ninguna tontería.
No podía creer que Jane me hubiera seguido. Por una parte me dolía que no confiara en mí, pero claro, yo tampoco había sido demasiado honesto con ella.
Mis sentidos se pusieron alerta al ver la mirada que me dirigía Jane. Esperaba que la cosa no se pusiera demasiado fea.

Cuando dijo que Alec tenía razón al decir que yo era celosa me invadió una furia que sólo pude controlar matando de dolor a un pajarraco que estaba a unos metros, en el jardín del vecino. Había sido tal el dolor que había sentido el bicho ese que murió casi al instante. Sonreí malévolamente, esa sonrisa que hace que los miembros de la guardia se estremezcan de terror.
- CREO que a mi hermano se le ha dado por hablar mucho de mí... no te ha dicho que debes cuidar tus palabras cuando estás en mi presencia? - pregunté en tono inocente - creo que se le ha olvidado ese PEQUEÑO DETALLITO - dije mientras entraba, ignorándola totalmente y miraba a mi "querido hermano"... esa me la iba a pagar... y con intereses! o dejaba de llamarme Jane.
- no te alegra verme? - pregunté mientras lo miraba con odio y decepción - no se me da bien la benevolencia, Alec... así que no tientes mi autocontrol - me crucé de brazos esperando su descargo

La amabilidad de Erika no parecía haber ablandado a Jane, que me miraba como si estuviera a punto de torturarme. Casi se me escapa una sonrisa cuando Erika ofreció algo de tomar. Sólo habría una cosa que Jnae querría tomar en ese momento, y seguro que a Erika no le haría ninguna gracia saber qué era.
Me aclaré la voz y miré a Erika intentando mostrar una expresión tranquila cuando me preguntó si me había metido en problemas. Después dirigí mi vista a Jane, que me pedía explicaciones.
-Jane... -volví a musitar intentando buscar una explicación convincente- No esperaba verte aquí. ¿Pasó algo en casa? -dije componiendo una sonrisa para intentar tranquilizar a mi hermana- Ella es Erika, una amiga -dije señalando a Erika con la cabeza. Enfaticé en la palabra amiga, para que Jane no empezara a pregutarse demasiadas cosas, pero tampoco era buena idea. Jane no iba a aceptar de buen grado que las palabras amiga y humana fueran juntas.

- Sí, le has metido en problemas - dije mirándolos con molestia. Alec estaba tratando de ablandarme pero no lo iba a lograr, no después de lo que le había dicho a esa gusana sobre mí... por qué demonios tiene que estar hablando de mí? y por qué con esa?! Alec DEFINITIVAMENTE estaba en problemas - y muy serios - dije con desprecio.
Miré a Alec cuando preguntó si había pasado algo en casa - obviamente ha pasado, si no, no estaría aquí - dije mirándolo con molestia - Papá tiene... negocios... en Canadá... - dije mirándolo fijamente, él ya entendería de qué se trataba... cuando recalcó la palabra "amiga" me enfurecí, me enfurecí tanto que para no torturarlos golpeé la pared... grave error! la pared se rajó y bastante feo. - Lo siento, supongo que mi hermano te ha contado que practico artes marciales - le dije a la niñata... argh!!! los odio y odio tener que controlarme.
- Alec, vámonos... Demetri está aquí y si tardamos no será tan condescendiente como lo he sido yo - dije con molestia y tratando de no torturar a nadie.

Intenté calmar un poco a Jane con la mirada cuando dijo que me había metido en problemas. Sonreí a Erika cuando la vi sonrojada, y miré a Jane con gesto de advertencia.
-Canadá... -susurré. Seguro que tendríamos algún lío allí con neófitos. Iba a decir algo, pero Jane golpeó la pared.
Cerré los ojos llevándome las manos a la cabeza. Jane se había pasado con su fuerza y había rajado un poco la pared.
-Vamos Jane contrólate -dije mirándola con algo de dureza. Erika se extrañó, pero por suerte no le dio demasiado importancia. No pude evitar una sonrisa divertida ante la excusa de Jane. Artes marciales... Y yo que pensaba que era el de las ideas absurdas...
Después dijo que Demetri estaba allí.
-¿Demetri? -pregunté abriendo los ojos con sorpresa- ¿Cómo se te ocurre traerlo? ¡¡Jane!! -regañé mirando de reojo a Erika. Su mirada de pena me ablandó.
-Adelantate Janie, ahora voy yo -dije mirándola con una sonrisa dulce. "Mala idea" me dijo rápidamente mi cabeza.

Cuando me pidió control estuve tentada de arrancarle la cabeza! pero era mi hermano y aunque me sacara de quicio, no sería capaz de hacerlo... aunque el hecho de que la idea pasara por mi cabeza era preocupante. Alec sabía que el control NO se me daba bien y estaba esforzándome MUCHO para no torturar a la humana... y aún así me pedía control!!! idiota!
- me controlo y lo sabes, "hermanito"... ya sabes cómo estaría todo si no lo hiciera, verdad? - dije con malicia. Cuando dijo lo de Demetri, me molestó - No lo he traído porque haya querido, no necesito niñera, Alec y lo sabes - ahora SÍ estaba cabreada - Papá lo ha enviado conmigo a darte el alcance, Félix nos espera en Canadá - dije cruzándome de brazos. Alec ya debería saberlo, siempre que habían problemas con neófitos nos mandaban a los cuatro!
- No me moveré de aquí hasta que tú hayas salido por esa puerta... - dije señalando la salida - Demetri dijo que vendría por nosotros si no llegábamos pronto a la casa de Carlisle... así que tú eliges Alec - dije mirándolo desafiante

La cara de Jane me hacía pensar que estaba tentando demasiado a la suerte. Mi mirada pasó de Jane a Erika, y volvió de nuevo a Jane.
-Sé que te controlas -dije y avancé un paso hacia ella para tranquilizarla. No me gustó nada su tono cuando dijo que ya sabía cómo estaría todo si lo hiciera- Jane, por favor... -dije chasqueando la lengua con fastidio.
Un suspiro de resignación salió de mis labios cuando dijo que Aro la había enviado a darme alcance. Seguro que en sus órdenes no estaba que me siguiera de esa manera tan obsesiva.
Miré a Jane confuso cuando dijo que no se movería de allí hasta que no hubiera salido por la puerta. ¿Ni un momento me concedía? Antes de que pudiera hablar Erika pidió que nos dejara a solas. La miré con media sonrisa. Seguro no le habría gustado eso a Jane.
-Jane, sé lo que hago -dije volviendo la mirada a los ojos de mi hermana- Confía en mí, nunca he hecho nada sin motivo y lo sabes -dije mirándola. En realidad esa era la primera vez que hacía algo que se saliera del patrón de comportamiento que se me exigía.

La mujer esa me pidió un tiempo a solas con mi hermano y la ignoré... no iba a rebajarme a responder a un ser inferior que debería ser mi cena.
Me enervaba que Alec me pidiera que confiara en él cuando él no había sido capaz de confiar en mí - Confiar en ti? por qué debería Alec? no voy a confiar en alguien que no confía en mí... oh espera, ya habíamos tenido esta conversación antes - dije mirándolo con molestia - Andando que Demetri no tarda en llegar y él no tiene mi paciencia - se me había ocurrido algo. Alec me odiaría, pero luego me encargaría de eso - ibas a decirle, verdad, Alec? pues te ahorraré el trabajo
Luego miré a la chica con molestia, parecía asustada - Dijiste que te llamabas Eri, no? - dije con maldad - has ido a Italia, has oído hablar de la mafia italiana, no? terrible, en verdad... pues... nuestro padre es... cómo decirlo... Il Capo - Alec me miraba como si estuviera loca y la muchacha me miraba con miedo - Recuerdas el incidente en la posada de Volterra? fueron nuestros hombres... te ha contado eso mi hermano? o sólo se la ha pasado hablando de mí? es que me quiere tanto! - dije con falsa dulzura mientras miraba a Alec con maldad - aléjate de nosotros si no quieres acabar igual... Demetri se encarga del trabajo sucio y viene en camino - volteé a ver a mi hermano - Vámonos, Alec, no me obligues a hacerlo - murmuré refiriéndome a la tortura.

Me dolió que Jane me dijera que no confiaba en mí. Ya habíamos tenido esa charla, cierto, pero tampoco tenía mucho que contar entonces. Iba a darme por vencido y a salir de una vez con Jane de la casa cuando mi hermana empezó a contar todo eso. La escuché completamente sorprendido. No la creía capaz de llegar a tanto. ¿Pero qué demonios le pasaba? ¿Por qué actuaba de esa manera conmigo? Aunque le hablaba a Erika las palabras estaban destinadas a hacerme daño a mí.
Cuando terminó de hablar la fulminé con la mirada.
-Estarás contenta... -dije con algo de rabia y desvié mi mirada hacia Erika, que retrocedía asustada y pedía explicaciones.
Me quedé bloqueado, sin saber qué decir.
-Eri...yo... -musité mirando de reojo a Jane, que exhibía una cara de triunfo que me molestó- No quería que esto pasara... -la mirada de dolor de la humana me mataba. Me alejé un paso hasta la puerta- Yo no tuve nada que ver, no sabía... - no sabía cómo explicárselo sin delatar lo que era. La miré con impotencia.
Me volví hacia la puerta mirando a Jane con una rabia inusitada, casi odio. No podía creerme que mi hermana me hubiera hecho eso.
-Tú ganas Jane, date por satisfecha -dije y retiré la mirada caminando hacia la puerta. Antes de llegar volteé para ver una vez más a Erika. No quería hacerlo, me dolía hacerlo, pero no pude evitarlo.

Reí malévolamente cuando dijo que no sabía - cómo que no sabías, Ale? si tú sabes desde que naciste de qué va este negocio... además, si mal no recuerdo, hace un tiempo me preguntaste por el incidente y te di los nombres de los que habían estado ahí para que te dieran detalles... Demetri estuvo ahí, por cierto - dije con maldad - lamento ser la mala de la película, Alec, pero sabes cómo son las reglas, no se nos permiten amistades que no sean de los nuestros - dije mirando a la humana - y tú, será mejor que te alejes si no quieres salir dañada, los otros te habrían matado sin esperar a que les dijeras tu nombre... no te conviene estar cerca de nosotros... justamente nos vamos a Canadá a hacer un "trabajo" parecido - dije sonriendo - Y Alec es especialista en hacer que mueran sin dolor, verdad, hermanito? yo sí hago doler - sonreí con maldad, no mentía, pero ella pensaría que les dispararía o algo así.
- Yo siempre gano, cariño... - dije cuando me dijo que yo ganaba, pero no pude terminar la frase porque mi móvil sonó - Demetri... sí... - miré a la chica - no, no es necesario, lo he encontrado... vamos para allá - dije colgando el teléfono. Luego decidí que lo mejor era salir detrás de mi hermano.