Sin nada que hacer (libre)

Estaba caminando por el castillo, últimamente no había nada interesante que hacer... el invierno terminaba y el sol al fin se dignaba a salir, así que decidí dar un paseo por los jardines y ver, de paso, cómo estaba la piscina.
Vi a mi madre a lo lejos... es decir a mi Señora Sulpicia, aunque yo siempre la trataba de mamá y eso me traía enemistades con algunos miembros de la guardia, aunque a decir verdad nadie se mete conmigo, soy como la consentida de la guardia y eso me encanta.
Me acerqué a ella y sonreí, sólo con ella sacaba mi lado más dulce... el resto del tiempo estaba seria, aunque había alguien que estaba derritiendo el hielo de mi corazón.

- Hola mami - dije sonriendo con dulzura - vaya! te quedan preciosas esas gafas de sol!

- Bien, mami... aunque algo aburrida en el castillo - dije con naturalidad, la verdad es que no estaba muy segura de si estaba bien o no, el nuevo miembro de la guardia hacía que me sintiera... extraña - y bueno... también algo preocupada
Yo no era intrigante, eso se lo dejaba a Heidi o a Corin, pero era muy leal a la que me quería como a su propia hija... nadie podía meterse con mi madre y si alguien pensaba dañar tan siquiera un sólo cabello suyo, moriría de dolor antes de que pudiera terminar de pensarlo.
- Es sobre... la chica nueva de la guardia... la tal Romina... no me da muy buena espina - dije pensativa. Desde el primer día habíamos chocado... esta mujer quería el poder y, quiera o no, Mi Señor Aro y MI MADRE estaban en el poder - la he visto bastante interesada en el Señor Marcus... y no creo que sea precisamente por amor a él...

- Su poder es interesante, aunque no puede competir conmigo... aunque cree caos en mi mente yo aún puedo torturarla a mi antojo... así que más le vale no intentar nada o tendrá una dolorosa charla conmigo - dije pensativa - temo que su plan sea convertirse en la nueva Señora de Volterra y eso es algo que yo no estoy dispuesta a tolerar - sentencié con frialdad... no soportaba a esa niñata con delirios de grandeza.
- Por otro lado, los Cullen... me molesta su presencia, sobre todo el de esa tipa, Isabella... odio no poder usar mi poder en ella y más aún, que al concentrarse pueda proteger a otros de mis poderes... eso es realmente malo - me crucé de brazos mientras la miraba. Yo disfrutaba torturando gente y el no poder hacerlo me frustraba y me ponía de mal humor.

Miré a mi madre y arqueé una ceja - esa muchachita se la pasa desafiándome, recordándome que no puedo torturarla... es más molesta que una piedra en el zapato... un día de estos perderé el control y la despedazaré - me quejé con molestia - pero al parecer al Señor Aro le importa bastante - me crucé de brazos... yo siempre había sido la favorita de todos y ahora esa tipeja venía a quitarme mi lugar en la guardia... inconcebible!
De pronto una duda nació en mi cabeza... pero no estaba segura de si mi madre lo comprendería - crees que estoy muy chica para arreglarme como lo hacen Heidi y las demás? - pregunté con inocencia

- no bromees así - dije bajando la mirada cuando dijo que podía cambiarme por ella... empezaba a odiar a los Cullen, con un odio que no había conocido en mí antes - no es bonito volverse invisible de la noche a la mañana - me quejé.

Oí cuando dijo que podía ayudarme a parecer una niña de 14 - ese es el problema... no quiero parecer una niña de 14 o 15 años... quiero ser mayor - nunca antes me había importado mi apariencia de niña, es más, me ayudaba mucho a conseguir presa y a que toda la guardia me consintiera, pero había cambiado algo... mejor dicho, alguien había llegado a la guardia.
Suspiré resignada... qué difícil iba a ser todo esto! para aliviar mi frustración me puse a torturar a un miserable pajarillo que había osado bajar al jardín

Me quedé mirándola atónita... es que era tan obvio? genial - se nota tanto? - pregunté mientras dejaba al pobre pajarillo en paz - es extraño, nunca... nunca pensé sentir algo así... el único vampiro por el que he sentido más que amistad ha sido Alec y eso únicamente porque es mi hermano... pero... es tan extraño... mi corazón no estaba hecho para querer, qué me ha pasado? - pregunté confundida. Yo era la más cruel y sádica de la guardia y ahora me sentía como un conejo en una madriguera... patético!
- puedes hacerlo?! - dije mientras sonreía con sinceridad al oírle decir que podía subirme un par de años y sin pensarlo la abracé con fuerza - gracias, gracias, gracias, eres la mejor!

- Puede ser ahora? - pregunté mientras la miraba contenta, pero una oleada de dudas me invadió... serviría de algo? y si él pensaba que era ridículo? - Crees que valga la pena? es decir... que él... se de cuenta de que existo? - dije mirándola con preocupación. Nunca en mi vida como vampiro había sentido temor y ahora lo sentía muy intensamente... era irónico y por qué no decirlo, tragicómico.
por momentos me sentía tentada de pedirle a Edward que leyera su mente y me dijera si es que él siente algo por mí, pero sería delatarme y mostrarme débil frente a él y eso era algo que no iba a permitir, mi orgullo estaba por encima de todo.

- Entonces tengo un grave problema... debe pensar que lo odio o algo así, porque lo he torturado bastante... aunque no era por odio... era sólo que... me molestaba no saber qué sentía por él - chasqueé la lengua en clara señal de molestia, era obvio que había arruinado todo.
- Gracias mami, pero creo que al final... no haré nada... supongo que encontrará más interesantes a Heidi, Corin o Renata... no a una niña sádica como yo - sonreí. Tenía unas ganas locas de torturar a alguien, quería salir y torturar a todos los que estuvieran en la Plaza... tal vez lo haría... luego

Suspiré - es verdad, no haré el ridículo frente al resto de la guardia pretendiendo ser alguien que no soy, además sería bastante obvio y no quiero tener que darle explicaciones a nadie - dije pensativa - pero tal vez podríamos ir de compras... quiero un par de vestidos nuevos - dije sonriendo.
La vida en el castillo era como en los antiguos castillos y palacios de hace varios siglos, aunque muchos se vestían modernamente yo era una de las pocas que prefería los vestidos y faldas a los jeanes y camisetas, aunque ya los había usado y eran cómodos, prefería los vestidos
- te imaginas quién es? - pregunté sin atreverme a mirarla a los ojos

Asentí y la miré, tratando de esbozar una sonrisa, pero con el semblante algo triste - siento que él es... más o menos como yo... que detrás de ese ánimo de dañar simplemente trata de sentirse fuerte para que no lo dañen... - sonreí como tonta un momento y luego me repuse - pero qué más da? es muy probable que no sea su tipo... además... él debe estar buscando una mujer, no una niña

Me frustraba tener la edad que tenía, me frustraba terriblemente. En momentos así me odiaba a mí misma como nunca había odiado a nadie.

Me reí cuando me dijo que tal vez me deprimía en vano... tal vez sea cierto, pero las probabilidades estaban en mi contra, aún así era mejor dejar que pase todo, como sea, uno no se muere de amor, salvo que sea humano y sea idiota y se pegue un tiro.
Dejé mi vestido a un lado, mientras me metía un clavado en la piscina. Estaba usando un traje de baño color rojo sangre que mi madre Sulpicia me había comprado hace no mucho.
- mami, unas carreras? pregunté divertida mientras nadaba hacia ella. Era divertido pasar el tiempo con ella y realmente la adoraba como si fuera mi madre.

Nos colocamos en posiciones para la carrera, no me gustaba perder, pero tampoco que mamá pierda así que estaba en un dilema, bueno, daría lo mejor de mí y que ganara la mejor.
Ella dio las marcas y partimos, estaba nadando de lo más bien cuando oí SU voz a lo lejos... joder que tan concentrada estaba yo en mi carrera y viene a arruinarlo todo.
Estaba llamando a Demetri y a Santiago, seguro tendrían alguna misión juntos. Pero el sólo hecho de oír su voz me había despistado...
"estás jodidamente colada por él, Jane" me dijo mi mente y yo simplemente traté de ignorarla