Mudándome de habitación [Andrei][+18]

Después de que mi habitación fuera incendiada por Suspi y por Dori tuve que pedir que me dieran otra y esta vez me aseguraría de que ellas dos ni se metieran, aunque claro, me daba igual, podían hacer lo que quisieran y yo les demostraría que nada podría afectarme. Disfrutaba demasiado viendo como ambas intentaban hacerme enojar y nunca lo lograban y lo de mi habitación sólo era otro ejemplo de cómo lo que hacían se me resbalaba.
Encontré la nueva habitación que me habían asignado y esta vez yo misma le pondría un lector de huellas digitales o lector de pupila para que sólo yo pudiera entrar.
De cualquier modo, como no había quedado nada de mi antigua habitación, tuve que comprar todo de nuevo, y vaya que pasé un gran día de compras, fue maravilloso estar lejos de aquí haciendo lo que más me gustaba.
Compré un nuevo Iphone así que venía descargando unas nuevas aplicaciones y no pude evitar chocar con la persona delante de mí.

- Disculpa, pero estás a mitad de mi camino - dije rodando los ojos y separando mi mirada de mi teléfono.

Qué día tan maravilloso había tenido! Aro parecía confiar mucho más en mí y ahora sólo quedaba encargarme de la petiza sádica de Jane; esa enana me había torturado un par de veces y yo lo había aguantado sólo porque la nena es la consentida de Aro. Pero justamente es por esa razón que la voy a liquidar, junto a su querido hermanito y a su tonta mami... pero todo a su tiempo.
Caminaba por los pasillos que llevaban a las habitaciones cuando de pronto alguien chocó contra mí, Romina. Me trató muy feo y yo sonreí -deberías fijarte por donde caminas, preciosa... aunque yo no tengo problema con que choques conmigo por los pasillos- dije relamiendo mi labio inferior al verla, Romina era simplemente preciosa. -Si has tenido un mal día, yo puedo ayudarte a mejorarlo- murmuré seductoramente en su oído. Tal vez me mandaría al infierno y yo reiría, pero nada perdía por intentarlo

Sonreí un poco al darme cuenta de que al menos era Andrei quien estaba ahí y era con quien había chocado, la única persona aquí que me hacía tolerable la vida por el castillo. Además de que solíamos divertirnos de vez en cuando.
-Pues no, no tuve un mal día, de hecho fue un día excelente, ¿te cuento por qué? - susurré contra su oído mientras restregaba mi cuerpo contra el suyo de manera provocativa, no le di tiempo de contestar - pues me fui de compras y por fin me cambiaron de la habitación en donde estaba, pero sin duda tú podrías lograr que mi día pasara de excelente a extraordinario - dije mordiendo el lóbulo de su oreja y pasando mi lengua lenta y tentadoramente por dicha parte.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando restregó su cuerpo contra el mío y sólo atiné a cogerla de la cintura y a atraerla más hacia mí. Escuché lo que me decía y ese mordisco en mi oreja había sido demasiado placentero.
-Me muero por conocer tu nueva habitación, Romi- le dije seductoramente al oído, mordiendo también el lóbulo de su oreja al tiempo que mis manos se deslizaban por sus caderas -y de hecho creo que ambos podríamos hacer que nuestros días sean extraordinarios- dije con voz ronca mientras una de mis manos acariciaban toda su espalda, hasta detenerse en la curvatura de ésta -no entiendo por qué te esfuerzas tanto en ser reina si ya eres una diosa- le dije coquetamente antes de besar sus labios con pasión

Sonreí complacida antes de que Andrei me besara de ese modo tan provocador y tan lleno de pasión. Yo obviamente correspondí del mismo modo y rodeé su cuello con mis brazos para poder tenerlo lo más cerca posible.

- Pues...sin duda...podremos...estrenar...mi cama...¿qué te parece? - le pregunté entre jadeos mientras comenzaba a besar la línea de su mandíbula y le iba bajando el cierre de la sudadera vino que llevaba en esos momentos. volví a llevar mis labios a su oído - quiero ser reina, porque sabes muy bien que nos convendría muchísimo a ambos ¿acaso se te olvida, corazón?

Ataqué sus labios de nuevo, besándolo con ferocidad y con desenfreno, sin importar que cualquiera podría pasar y encontrarnos de ese modo

-mmm estrenar tu cama, suena tentador- dije con voz seductora mientras mi lengua jugaba con su oreja y luego bajaba por su cuello -pero no se enoja tu anciano rey vulturi? a mi me parece celoso- dije para provocarla, mientras mis dedos caminaban desde su cintura hacia el escote de su blusa y arrancaban el primer botón.
-serías mejor reina que Sulpicia y Athenadora juntas, eso es obvio... y más bella tambien- le dije mientras uno de mis dedos se aventuraba a explorar su escote -y donde me decías que estaba esa cama nueva que habías comprado?- pregunté con impaciencia

- Marcus no tiene por qué enterarse de esto - susurré mientras cerraba los ojos sólo disfrutando los besos y las pasadas de la lengua de Andrei por mi cuello y sus manos comenzaban a tantear mi escote y yo no podía dejar de estremecerme ante sus dedos.

Sonreí complacida al oírlo decir lo de Suspi y Dori, como les decía a las dos "reinas". Pero eso ni siquiera me importó, si había alguien con quien era agradable pasar el rato era con Andrei, proque además de saber cómo halagarme, él y yo teníamos objetivos en común y nuestros poderes nos ayudarían mutuamente.

- MI cama está esperando por ti, a que decidas ir y reclamarla - susurré mientras ladeaba mi cabeza un poco, dejando caer mi cabello sobre uno de mis hombros.

-mmm y a que ejército debo enfrentarme para reclamar tan codiciado territorio?- pregunte seductoramente con mis labios muy cerca a los suyos, mientras mis manos empezaban a acariciar sus piernas y a aventurarse por debajo de su falda.
Ese tonto reyecito vulturi no sabía que se estaba perdiendo. El contacto con su piel provocaba escalofríos de placer a cualquiera, sus caricias, sus besos, sus provocaciones; todo en Romi era perfecto, pero lo más importante, ella tampoco tenía escrúpulos y no dudaba ni un segundo en jugárselas por lo que deseaba... y yo tampoco y en ese momento lo único que deseaba era a ella.

-No hay ningún ejército, Andrei, pero más vale que te esfuerces en complacerme porque si no lo haces, puede que nunca vuelvas a conocer el placer que sólo yo puedo darte - susurré contra sus labios mientras mis manos se dirigían a su pantalón, comenzando a acariciar lenta y sensualmente su entrepierna.

MI habitación era justo la que estaba junto a la suya, y eso lo sabía porque había entrado incontables veces y conocía perfecto su ubicación. Sin embargo, quería jugar un poco más antes de que entráramos a mi habitación.

-nena, cuando te he dejado insatisfecha?- murmure cerca de sus labios mientras mis manos apretaban sus duros y bien formados glúteos. Al sentir sus manos en mi entrepierna me estremeci, solamente Romi podia hacerme sentir tantas cosas con una sola caricia, ella era una experta en provocación.
-princesa, creo que mi habitación esta mas cerca y ya la conoces bastante bien, no te apetece pasar?- pregunté mientras me giraba y la empujaba contra la pared, besandola intensamente y sin darle la posibilidad de escapar.

Andrie me estampó a la pared con fuerza y yo sólo pude gemir complacida, me encantaba cuando lo hacíamos con ferocidad y frenesí. Seguí acariciando su entrepierna, notando como poco a poco iba endureciéndose ante mi tacto. Pegué por completo mi cuerpo al suyo, dejando mi pecho completamente pegado a su torso mientras recorría sus labios con mi lengua.

- Me encantas Andrei, siempre logras hacerme sentir extasiada, y espero lograr yo lo mismo contigo, cariño - añadí guiñándole un ojo - en cuanto a mi habitación, te tengo una sorpresita, es la que está al lado de la tuya

-siempre lo logras preciosa, siempre- dije besandola con ferocidad y pasión. Sus besos eran deliciosos y sus caricias me llevaban a la gloria; cuando dijo que su habitación estaba junto a la mia le dedique una sonrisa picara y le guiñé un ojo -gracias a dios que los vampiros no dormimos- dije mientras mis labios volvian a besarla con impetu y bajaban por su cuello hasta llegar al nacimiento de sus pechos. Levante la mirada y sonrei travieso -tal vez no deberia continuar en un sitio tan público, se puede enterar tu vulturito- le dije con maldad mientras que mis manos se deslizaban suavemente por debajo de su falda, acariciando su suave piel.

Me reí con deleite y luego tomé a Andrei de la camisa y lo conduje a su habitación, una vez adentro, cerré la puerta con seguro y lo miré con una ceja levantada y una mirada meramente seductora. Caminé hasta él y lo empujé, dejándolo caer sobre la cama, yo sonreí y me coloqué encima, colocando mis rodillas a cada lado de sus caderas.

- Vaya, vaya, ¿qué podremos hacer contigo, guapo? - pregunté coqueta mientras dejaba mi cabello suelto por completo y lo colocaba en un solo hombro.

Me quité mi playera, para dejar a la vista un sujetador rojo y con encaje bastante coqueto, sonreí al ver la mirada de Andrei y comencé a desabrochar cada botón de su camisa mientras iba besando y lamiendo la piel que dejaba al descubierto.

-puedes hacerme lo que quieras- le respondi mientras la comia con la mirada, su cuerpo era una delicia, tan perfecto, tan hermoso. Cuando dejo al descubierto su sujetador me estremecí de placer con solo verla, ella era una diosa y yo nunca habia imaginado que alguien tan bella como ella pudiera existir, ni en mis mejores sueños.
Deje que hiciera su trabajo, disfrutando de cada sensación, de cada descarga que me causaba sentir su lengua sobre mi pecho; y cuando termino de desabrochar mi camisa, la tomé de las muñecas y la atraje hacia mi, para besar sus rojos y sensuales labios y ponerme sobre ella -ahora me toca a mi, belleza- susurré en su oído mientras mi lengua recorría su cuello y bajaba lentamente

Me reí cuando Andrei se colocó sobre mí y comenzó a lamer mi cuello, logrando que mi cuerpo se arqueara hacia él, yo acaricié su pecho y lo miré con seducción.

- ¡qué pena! yo que ya iba hacia lo más interesante - le susurré jugueteando con las pretinas de su pantalón y relamiendo mis labios solamente para provocarlo aún más.

Pero bueno, Andrei se lo perdía, ya después lo complacería, ahora solo quería seguir sintiendo sus labios sobre mí.

-pues no quiero dejarte todo el trabajo, reina, que luego te aburres y me cambias por el anciano- dije mordiendo el lobulo de su oreja con pasion -dejame entretenerte un rato- pedi mientras besaba su cuello y mis manos se deslizaban por su espalda, desabrochando el sujetador. Con cuidado baje las tiras del sujetador con los dientes, haciendo que mis labios rozaran levemente sus brazos. La miré con deseo y lancé su sujetador al suelo mientras admiraba sus fabulosos senos, los cuales empece a besar con devocion y lujuria, y mi lengua empezó a jugar con sus pezones.

Los labios de Andrei comenzaron a jugar con mis pechos y yo no pude evitar cerrar los ojos para dejarme llevar por las deliciosas sensaciones que él me provocaba, enredé mis dedos en su corto cabello y de vez en cuando arañaba suavemente su cuero cabelludo.

- ¡¡Oh cielos Andrei!! - jadeé incapaz de contenerme.

Quizás lograría mi objetivo y me casara con Marcus, pero por nada del mundo renunciaría a la cama de Andrei, él simplemente lograba hacerme delirar

una sonrisa se dibujó en mi rostro al oirla, sus jadeos me excitaban a niveles insospechados -y eso que apenas estoy empezando muñeca- dije con malicia mientras mis labios volvían a su boca y mis manos masajeaban sus pechos con suavidad; para luego deslizarse por su cintura, debajo de su falda.
-eres tan hermosa- murmuré antes de dejar sus labios y volver a probar sus deliciosos senos, dejando suaves mordidas por su superficie, otorgandole mas placer a mi amante, porque eso era ella, mi amante y yo el suyo. Sabía que cuando llegara al poder pasaria el dia en el trono junto al anciano, pero las noches las pasaria junto a mi, apostaba mi lugar en la guardia.

Ya sabía que Andrei sólo acababa de empezar, siempre era así, y siempre hacía que sintiera que me estaba volviendo loca del puro placer, sin importar lo que hiciera. Arqueé mi espalda y cerré mis manos mientras sostenía la sábana. Con mis piernas rodeé la cintura de Andrei y lo atraje a mí para besarlo furiosamente.

- Andrei, pareciera que tú tuvieras mi poder - le dije arañando suavemente su cuello con mis dientes - siempre logras que mi cabeza sea una masa de confusión y que no pueda pensar en otra cosa que no sea en lo maravilloso que eres.

me gustaba que Romi dijera esas cosas, me gustaba complacerla, me gustaba saber que el placer que sentia se debia a mi -preciosa, lo que ocurre es que uso mi poder para hacer que olvides todo, hasta tu propio nombre- dije sin dejar sus preciosos senos al tiempo que mis manos intentaban deshacerse de su falda sin romperla.
-odio a tu falda- dije frustrado tras intentar deshacerme de ella sin exito, por que tenia que tener tantas vueltas y cosas? que diablos! levanté su falda y empecé a acariciar suavemente su entrepierna con delicadeza por encima de su sexy ropa interior mientras la miraba con lujuria

- Y sí que olvido todo, sólo quedas tú y lo magnífico que eres, Andrei - le respondí mientras me reía al oírlo despotricar en contra de mi falda, claro que cuando sus dedos se acercaron a mi entrepierna, no pude hacer otra cosa que invertir los lugares, si Andrei seguía con sus caricias en verdad perdería el control, y antes quería divertirme un rato con él.
Lo dejé acostado y yo me paré en la cama, mirándolo con una sonrisa algo malévola para luego comenzar a bailar sensualmente mientras iba deshaciendo las lazadas de la falda para luego deslizarla hacia abajo con lentitud, sin separar mi mirada de la de Andrei en ningún momento. Cuando estuvo sobre la cama, la tomé con la punta de mi pie y la arrojé lejos.
-¿mejor? - pregunté con una sonrisa divertida