Y que sea lo que Dios quiera... [Stephen] + [Alec -sálvame! xD]

El maldito Andrei había decidido chantajearme... y claro! tenía que usar una de mis grandes debilidades: mi hermano. Eso jamás se lo iba a perdonar, lo hubiera torturado si es que no te tuviera en sus malditas manos... ahhh pero me iban a oír él y Stephen... esos dos infelices me la iban a pagar.

Me senté en la cama de Stephen, esperando a que llegara a su maldita habitación... claro, seguro y él le había pedido a Andrei que lo hiciera... nunca me había sentido tan insultada en toda mi vida! Si hubiera podido llorar, lo hubiera hecho, pero las lágrimas no caían.... finalmente la puerta se abrió - Stephen... - susurré con los ojos vidriosos aún.

Jane entró a a mi habitación con una postura bastante sumisa, mostrándo una débil faceta que no conocía en ella. No sabía realmente en que consistía el chantaje o la deuda pendiente que tenía con Andrei, pero seguramente debía ser importante para que Jane cediera de esta manera conmigo. -princesa- dije poniéndome de pie. Me dirigí a la puerta y la cerré. - Por favor siéntate- Me acerqué y besé su mejilla para luego volver a invitarle a tomar asiento con señas de mi mano.

- NO ME LLAMES PRINCESA! - le dije con rabia, con los ojos aún vidriosos. Me senté a su lado, mirándolo con odio - bien, ya me tienes aquí... haz lo que tengas que hacer de una maldita vez y déjame en paz - dije ahogando un sollozo... me sentía una maldita zorra.
Y todo era culpa de Andrei... luego el muy idiota debería borrarme la mente porque no querré recordar esto jamás... oh mejor lo recuerdo para vengarme cuando tenga la oportunidad.
- Ya puedes estar feliz, Stephen... tu querido amigo te ha simplificado las cosas - le recriminé cruzándome de brazos - yo pensé que eras diferente... - le dije con tono de reproche.

Me crucé de brazos atento a sus reproches -no es culpa de Andrei, es culpa mia por amarte- dije acercándome a ella y pasando mi fría mano por su rostro lentamente -tampoco entiendo por que pareces molesta cuando realmente siempre lo has querido- seguí acariciando su rostro -en varias ocasiones haz tomado la iniciativa de besarme y eso significa que me deseas tanto como yo a ti- detuve mi mano en su cuello.

- qué sabes tú sobre lo que quiero y lo que no? - le reproché - tú no sabes nada, NADA! sobre mí - dije furiosa, controlándome para no torturarlo, aunque ganas no me faltaban. Dijo que yo lo deseaba tanto como él a mí... se había vuelto demente? - estás loco? no ha pasado por tu estúpida cabeza que tal vez yo estaba jugando contigo? o que quería sacarle celos a Roderick? - dije mirándolo con maldad... de hecho no era cierto, pero quería que se sintiera fatal por lo que me estaban haciendo esos dos desgraciados... los odiaba.
- Es obvio que lo sabías, si no, no estarías recurriendo a bajezas como ésta... pero qué esperar de alguien como tú? - dije con desprecio.

Rodé los ojos y volví a cruzarme de brazos - Jane, bonita digas lo que digas no obtendrás mi tristeza en estos momentos y sabes por qué?- hice una pequeña pausa -porque te tendré en mi cama en cosa de segundos- le mostré una malévola sonrisa, no sabía realmente si éste era el método que quería para conseguir finalmente a Jane, pero así se habían dado las cosas y yo no podía desaprovechar la oportunidad.

Sus palabras y la sonrisa que me dedicó hicieron que la sangre se me helara, en sentido figurado, porque sangre no tengo... - No te atrevas... no te atrevas Stephen o te juro que... argh! - dije frustrada, nada de torturas había dicho Andrei y el muy bastardo me tenía es sus cochinas y asquerosas manos -Te odio... te detesto! - dije mirándolo con miedo y rencor.
Suspiré tratando de conservar la calma... "esto es sólo un precio más barato que hay que pagar" me dije a mí misma... todo sea para que no maten a mi hermano.

Intenté ignorar todo tipo de comentarios ofensivos, pero para ser sincero me llegaban bastante porque mis sentimientos por Jane no eran falsos en ningún caso. -Ponte cómoda- le dije dándole a entender que no tenía mas opción aunque claramente eso ella lo tenía mas que claro desde un principio, de lo contrario ya me habría ganado unas cuantas torturas a penas ingresó a mi habitación. Me acerqué a ella y comencé a besarla despacio, con mucha delicadeza y lentitud.

Me dijo que me pusiera cómoda y empezó a besarme con delicadeza. No correspondí a su beso, me daba asco... tal vez en otra ocasión hubiera correspondido, pero no ahora. Lo odiaba.
Me alejé de él y lo miré con tristeza - no lo hagas, Stephen... no lo hagas... por favor... - pedí con miedo, porque miedo era lo que sentía en ese momento.
No me sentía preparada para lo que venía, no tenía idea de qué sucedería y tenía miedo... quería salir corriendo de ahí, quería creer que Stephen se detendría, pero era probable que no lo hiciera

- No hacer que?- continué con los besos -detenerme a darte puro placer?- sonreí y proseguí comiendome su boca pese a que ella no hacía esfuerzo alguno por ver ésta instancia como algo divertido. Al cabo de unos segundos separé mis labios de los de ella y la miré mientras acomodaba su cabello hacia un lado dejando el lado izquierdo de su cuello libre para recibir algunos lametones. Me acerqué hasta él e inspiré su delicioso aroma a jazmín antes de comenzar a besarlo mientras mis manos sujetaban sus mejillas.

Empezó a lamer mi cuello y a besarlo... no iba a detenerse. Respiré profundamente, pero los nervios me traicionaron - tengo miedo... - confesé con los ojos llorosos, esperando inútilmente que se apiadara de mí. Empecé a sollozar, quería que se detuviera, que no hiciera nada más, que me dijera que podía irme... y yo me iría, le pediría a mi padre que me mandara a una misión aunque sea en la antártida con tal de no verlo jamás... pero estaba siendo demasiado optimista

Dejé de lamer su cuello y la miré de frente un par de segundos -Miedo? no entiendo por qué deberías tener miedo- susurré cerca de su oido y jalé de su blusa se un solo tirón dejándo a la vista su sostén. Acaricié su cuello he hice que mi mano descendiera por en medio de sus pechos hasta llegar a su vientre y acariciarlo despacio.

- porque tengo miedo y ya! - le dije nerviosa y el muy idiota rompió mi blusa. Cómo se suponía ahora que iba a salir de ahí? me sentía sucia, una zorra... me odiaba.
Sentí sus manos deslizarse por mis pechos y mi vientre, si hubiera sido humana hubiera vomitado, me daba asco sentir su piel, sentirlo a él... -me das asco le dije entre sollozos mientras cerraba los ojos, no quería verlo.
Por un momento pensé en torturarlo y largarme de ahí... pero estaría jodida si lo hacía.

- Si, si... lo que tu digas princesa- enrollé mis manos en la cintura de Jane y pegué su cuerpo junto al mio. -Estás perfecta- susurré mientras nuestras respiracíones volvian a unirse y mis labios otra vez se acercaban a los suyos. Busqué su lengua y una vez di con ella comencé a entrelazarla con la mia en tanto mis manos acariciaban la parte baja de su espalda.

- Deja que me vaya... por favor - pedí mientras me besaba y yo trataba de huir de esos besos... tenía que confesar que ya lo había besado en un par de ocasiones y me gustaba hacerlo... pero no iba a besarlo en esta situación, yo no quería que las cosas salieran así... entonces decidí jugarme mi última carta - Stephen... - pregunté levemente mientras sentía sus horribles manos en mi espalda - me quieres? - y clavé mi mirada en la suya... lo haría sentir una basura - si me quieres... no lo hagas... por favor - supliqué

-Por supuesto que te quiero, te quiero muchisimo Jane... pero creo que mi deseo por ti va ganando la batalla- llevé otra vez mis labios a su cuello y continué besandola mientras mis manos seguían enrollando su cuerpo apegándola a mi. Hice que mis manos recorrieran toda su espalda y la incliné un poco suavamente para aprovechar la extensión de su cuello.

- No harías esto si me quisieras... - suspiré resignada, no había nada que hacer... tenía ganas de torturarlo hasta que muriera, pero si lo hacía arriesgaba mi pellejo y el de mi hermano. En qué mierda estuve pensando cuando le pedí a Andrei que nos hiciera olvidar lo que pasó? En realidad había sido tan malo como él decía? o me estaba mintiendo... no, no podía mentir, porque me dijo que Aro lo vería todo en su maldita cabeza... la cual terminaría rodando por la Piazza dei Priori o dejaba de llamarme Jane.
Pensar en otras cosas y cerrar los ojos hacía que casi no sintiera los labios de Stephen en mi cuello... todo fuera por quedarnos en Volterra a continuar con nuestra monótona existencia.

-Tu no sabes lo que siento por mi, pero tampoco quiero que lo entiendas- comencé a acariciar lentamente uno de sus muslos y luego escabullí mi mano por debajo de su falda empezando a tocar su piel de marmol. -mucho mejor de lo que creí- susurré en su oido haciendo referencia al tacto con su piel.

- Me das asco - dije casi escupiendo las palabras cuando sentí que su mano se deslizaba debajo de mi falda. Me sentí mal... debería estar haciendo esto con alguien a quien amaba y no porque me obligaran a hacerlo.
Por un segundo pensé en Rod... yo lo quería tanto... yo debería estar haciendo eso con él y no con el idiota de Stephen. Suspiré haciendo acopio de todas mis fuerzas y me obligué a no decir nada, mientras deseaba poder llorar, para descargar mi frustración y mi furia.

Había estado buscando a Jane un buen rato, y no tenía ni idea de dónde podía estar. Casualmente a Stephen parecía habérselo tragado la tierra también, por lo que tuve un mal presentimiento y me dirigí a la habitación de Stephen. Mis sospechas se confirmaron al oir la voz de Jane dentro de la habitación. A juzgar por su tono de voz no parecía muy contenta.
Sin pensarlo dos veces derribé la puerta y lo que vi dentro hizo que algo se removiera en mi interior.
-Pero, ¿qué...? -musité con los ojos muy abiertos.
Con un movimiento fugaz me tiré sobre Stephen, apartándolo de Jane y empotrándolo contra la pared. La mirada que le dirigí parecía desprender fuego. Jamás había estado tan enfadado.
-¡Explícate! -grité agarrando a Stephen del cuello- ¡Dame una razón para que no te arranque la cabeza ahora mismo!

Ya me había resignado a tener que soportar una tortura peor de las que yo podía infligir. De pronto por la puerta pasó un olor que yo conocía demasiado bien, uno que podría reconocer incluso estando rodeada de millones de vampiros: mi hermano...
Por un segundo se me vino a la mente gritar y llamarlo, pero eso complicaría más las cosas... respiré profundamente para evitar hacer cualquier locura y de pronto la puerta se abrió... bueno, cayó.
En el estado en el que me encontraba, no pude decir en qué momento Alec se lanzó sobre Stephen y lo empotró contra la pared... jamás había visto a mi hermano tan enfadado. Cogí mi blusa y me la puse como pude y me envolví en una capa y jalé a Alec - Vámonos... Vámonos, Ale, por favor, vámonos - supliqué con los ojos llorosos