Mirror, Mirror~ on the wall~~ [Alice]

En momentos como este agradecía infinitamente que el castillo estuviera vacío, casi deshabitado. No tenía idea de dónde estaban mis compañeros de guardia, pero si no estaban aquí era suficiente para mí.
Nuevas sensaciones y experiencias me tenían con la cabeza hecha un lío. Joder que la adolescencia me está empezando a afectar justo ahora, en el momento menos indicado.

Me paré frente al gran espejo que había en la sala de estar, ocupaba casi toda la pared. Me quité la capucha y vi mi rostro... pálido, con los ojos rojos, ojeras oscuras alrededor... no me veía fea, pero tampoco me consideraba guapa.
Mis cabellos caían desordenados, producto del roce con la capucha... no se veían mal, pero podían verse mejor, no? finalmente desaté el broche que mantenía mi capa negra sobre mis hombros, dejando ver un fino y elegante vestido de color rojo sangre, una de las mejores creaciones del s.XVII, mi siglo favorito.

Me miré de pies a cabeza una y otra vez y empezaba a odiarme a mí misma... en más de una ocasión me había fijado en cómo Roderick miraba a Heidi, Corin o Renata... una mirada que jamás me dedicaría por algo muy simple y algo que estaba comprobando por mí misma en ese espejo: luzco como niña... y aunque pasen dos o tres siglos más, seguiré luciendo como niña...

Suspiré resignada y bajé la mirada. Aunque por el espejo vi que alguien entraba, así que debía pensar en una excusa pronto...

Recogí la capa y volteé a ver a Alice. De todos los Cullen era la que más me agradaba y con la que había tenido menos roces, aunque no por ello era menos amenazante con ella - es común perderse en el castillo los primeros días... luego uno se acostumbra - dije también con amabilidad mientras recogía mi capa - mientras no te pierdas por lugares prohibidos, estarás bien - dije como continuando la conversación - esta es la sala de estar, por si nadie te había dicho... eres libre de venir por aquí cuando lo desees - suspiré antes de colocarme la capa nuevamente y volver a ponerme la capucha... a diferencia de las otras chicas de la guardia, yo guardaba las formas y no vestía como furcia...

Para mi sopresa no se mostró fria ni distante, Jane tenia fama de ser la mas retorcida y la más calculadora de toda la familia, incluso a veces sentia que podia ser capaz de superar los limites del mismisimo Aro, pero no me miró de forma helada, ni hizo alusión a su don, mas bien utilizó algo de simpatia y de calidez en la voz. Sabia la historia de Jane, y quizás si tenia motivos para actuar como lo hacía, puesto que ella se debia a Aro y a Sulpicia, no la culpaba. -Jamás imaginé que esto pudiera ser tan enorme... -Dije, dedicandole una cálida sonrisa, en cuanto a su advertencia estaba claro que nunca me meteria en sitios donde pudiera estar comprometida, conocia que se podia y que no, y mas estando entre las paredes del castillo. -Descuida, intentaré no meterme en donde no me llaman... -Seguidamente se puso su capucha y torcí el gesto, me gustaban sus cabellos, rubios como el otro, asi que no me lo pensé dos veces. -Siento lo que voy a hacer... -Caminé hasta encontrarme a su lado y volví a ponerla frente al espejo, ahora nos veiamos las dos de cuerpo entero, seguidamente deslicé mis manos por su capucha y se la quité. -Me gustan tus cabellos, son preciosos

Había sido amable con la muchacha Cullen, ella no me desagradaba y, de hecho, modales siempre había tenido, sólo que la gente idiota no me permite sacarlos y siempre tengo que estar de hostil porque se toman demasiadas confianzas...
- Es mejor que no lo hagas... no quisiera ser tú si te encuentran en un sitio... no apropiado - dije con frialdad y al mismo tiempo maldad en la voz... yo me encargaría del incauto si eso pasaba y yo no era piadosa con los fisgones.

Me puse la capucha para salir y se disculpó... me quedé en shock por unos minutos, disculparse por qué? sentí que me puso frente al espejo y sentí un escalofrío recorrerme y me quitó la capucha. El contraste era notorio. Alice era preciosa, una linda, linda mujer... yo, era una niña.
Le dijo que le gustaban mis cabellos y arqueé una ceja - y? tengo que agradecerte por eso? - dije sin emoción aparente - Los miembros de la guardia Vulturi no somos modelo de revistitas, Cullen - dije mirándola.

Me miré de nuevo al espejo y recordé que hace muchos, muchos años... mi madre me decía que mis cabellos eran como los campos de trigo que habían en las afueras de la ciudad....

- No... no me lo han dicho... mis compañeros de guardia me odian - dije encogiéndome de hombros. Cómo no hacerlo si era la favorita de Aro? Si lo que yo o mi hermano decíamos era ley? si no fuera yo, yo también me odiaría - y no podría ser tu hermana... yo... yo no como animales...

Alice me desconcertaba un poco, era la más alegre y, sin duda, no creí jamás que me hablaría así. La miré fijamente - no me tienes miedo? - pregunté extrañada y le oí decir que si me arreglara me vería mejor? - Ya me ha dicho Heidi que las niñas no se arreglan... y no tengo que... - "llamar la atención de alguien?" mi mente terminó la frase y sonreí. Alice era una preciosa y tenía un muy buen gusto... tal vez ella... podría ayudarme sin que parezca muy obvio. Si mi madre me ayudaba, sería obvio que yo se lo pedí. Si me ayudaba Cullen siempre podría decir que "me disfrazaba" porque quería que se uniera a la guardia, como eran los deseos de mi padre - tal vez sea tu día de suerte, Cullen... dejaré que me uses de muñeca. - dije sonriendo con malicia.

Señalé con el dedo índice hacia arriba - no habrá nada que te sirva en mi armario, Alice... todos mis vestidos son de hace siglos o de ese estilo... y ropa moderna sólo tengo un par de jeans y camisetas... a menos que quieras una muñeca medieval - torcí mi sonrisa. Estaba empezando a creer que era una mala idea.
- siempre he querido saber... cómo... cómo es ir de compras... así al estilo Heidi y las chicas de la guardia... seguro que lo sabes también - dije pensativa - aunque claro, esas cosas no son para niñas, ya sé - me encogí de hombros - sígueme, Cullen - dije mientras le quitaba el peine y caminaba hacia la puerta... a ver qué haría Alice con la mierda que había en mi habitación.

Yo era toda una experta en moda, llevaba varios años a mis espaldas, era la consejera de toda mi familia incluyendo Rosalie, yo era la que mas podia aguantar con diferencia en un centro comercial sin aburrirme ni una sola vez, yo con mirar a una persona sabía que le sentaria bien y que no. ¿Heidi nunca la habia querido llevar de compras? Algo realmente extraño, yo solia "arrastrar" a los demás para que viniesen conmigo, no me importaba en absoluto la edad. Ademas, Jane era una mujer, una mujer encerrada en un cuerpo de niña eterna, eso era lo que mas pena me daba de todo. Arquee ambas cejas, hasta ella sentia curiosidad por lo que eran las compras. -Puede resultar muy divertido ir de compras a veces, creeme -Reprimí una carcajada porque me habia empezado a acordar de hechos realmente anecdóticos que me habian pasado en centros comerciales o tiendas. Su voz volvio a sacarme de mis pensamientos cuando dijo "sígueme" bueno, llegaba la hora del examen.

Llegamos a mi habitación. Decorada con muebles estilo Luis XV originales, sobria y elegante, no se veía para nada como la habitación de una niña... lucía como una, pero era una vieja de más de 200 años...
- Bien... no hay mucho que ver aquí... y en esa caja hay ropa que Heidi me ha regalado, no es mucho mi estilo, no sé si lo hizo por molestar o de buena fe, igual no la he torturado - dije pensativa mientras me dejaba caer a la cama
- no vas a encontrar nada que sirva ahí, Cullen... a menos que me disfrace de Elizbeth Báthory - reí... cómo me encantaba esa historia.

Me quedé mirando a Alice mientras hurgaba en mi armario... Dios, qué estaba haciendo?

Una habitación digna de Jane, del año de la quica, miré a mi alrededor, todo era auténtico pero absolutamente antiguo ¿No se deprimir cada vez que pisaba el suelo de aquellas cuatro paredes? Miré a todos lados, se parecia tan poco a mi casa... solté un discreto suspiro y me dispuse a abrir la caja de Heidi. No cabia lugar a dudas que tenia buen gusto, aunque vestia algo descarada, era muy guapa y lo sabia aprovechar. Miré la ropa dejándola estirada sobre una butaca, cuando saqué todas las prendas las miré detenidamente con gesto pensativo. Abri su armario y evidentemente me encontré ropa por lo menos de cuando yo era pequeña, o de cuando ni siquiera estaba en este mundo, frunci el ceño levemente, esto iba a costarme pero seguro que encontraria la ropa perfecta, saqué un vestido de color morado, me gustaba el color pero no el diseño. -Tienes unas tijeras? -Pregunté enseñándole el vestido como queriendole decir que iba a cortarlo

Arqueé una ceja, cortarlo no lo iba a arreglar, pero bueno! me acerqué a la mesa de noche y cogí unas tijeras y se las lancé. No era peligroso hacer eso siendo vampiros, así que daba igual. Me quedé sentada mirando lo que hacía Alice con curiosidad.
Empezó a cortar por aquí y por allá y la verdad yo no estaba segura de cómo quedaría ese vestido, pero no me daba buena espina. Estaba cortando demasiado y yo no quería ser la Heidi 2 de la guardia... no era mi estilo.

- Cullen, no olvides que ese vestido es para mí... y que aparento 15 años... - dije cruzándome de brazos, no quería que me hiciera nada que se viera como para alguien muy mayor.
Suspiré y abrí el cajón de mi velador, esta vez sacando un control remoto y poniendo música. Mis gustos musicales sí eran más modernos, aunque no tanto. Con la música de los 60s - 90s estaba feliz.

Seguía a lo mio, por un momento me había olvidado que Jane estaba ahi, a mi lado observando cada movimiento que hacia con detenimiento, me senté en la butaca. -Descuida, me gusta la parte de arriba, jamás te haria llevar algo tan corto -Dije haciendo que sonara obvio. Cuando acabé de hacerle los cortes pertinentes, le pedí hilo y aguja que me fue a buscar enseguida, le di unas cuantas puntadas y lo observé, alzando los brazos con una sonrisa satisfecha. -Esto por un lado y luego... -Volví a llevar mi vista a la ropa de Heidi, buscando algo con lo que poder convinarlo. Oh! Esto es perfecto! Dije con una enorme sonrisa cuando encontré una falda vaquera, la verdad es que si se pusiera esa ropa estaria mucho mas guapa. -Necesito que te pruebes esto Jane, luego según como te quede pensaré en los accesorios... -Le tendí la ropa y le sonreí.

Miré la ropa que me daba, no era lo que yo solía usar y ya me estaba arrepintiendo de haberle dicho eso a Alice - Vale, Cullen... pero ya me estoy arrepintiendo de ser tu muñeca - dije con resignación mientras me probaba lo que me acababa de dar.
Me miré en el espejo, era yo pero al mismo tiempo no era yo. Me veía... diferente, pero bien, dentro de todo.
- Alice? - pregunté arqueando una ceja - y bien? - dije para captar su atención mientras ella seguía hurgando por todas partes. Se veía graciosa viendo tantas cosas y buscando algo con tanto ahínco, como una aguja en un pajar. Aunque eso era precisamente lo que tenía que hacer.

Esbocé una sonrisa cuando la escuché resoplar, ya se habia cansado de ser mi muñeca? Poco habia vivido en mis manos aún, La esperé sentada en la gran silla mientras se cambiaba de ropa al otro lado de la estancia, mientras tanto me dediqué a mirar por la ventana, lucia el sol tibiamente, era un bonito paisaje, no tenia pinta de ser tan frío y desolador como Forks.
La miré arqueando ambas cejas cuando salió... dios mio! No podia ser la misma niña que hacia un minuto habia ido a cambiarse, se veia tan tan... guapa?
-Jane... estás... estás preciosa...! -Dije poniendome de pie de un brinco! Estás estupenda! -Dije mostrandole mi mejor y mas sincera sonrisa.

Arqueé una ceja al oír a Alice... de verdad creía que me veía preciosa? yo me veía extraña. Volví la mirada hacia el espejo nuevamente y traté de verme como ella decía. De hecho ya no parecía una muñequita de porcelana del siglo XVI pero de ahí a que me viera preciosa había una gran diferencia.
- No veo mucha diferencia - confesé - sigo siendo yo - suspiré mientras la veía, esperando que me dijera que más iba a hacer conmigo. Aunque si Alice decía que me veía preciosa entonces es muy probable que lo hiciera, aunque yo solo me viera como una niña con ropa moderna.