Impulsos hacia lo desconocido

Estaba empezando a odiar con todas mis ganas el buen tiempo de Volterra, así no había quien saliese del castillo y para pasarme el día entre cuatro paredes regresaba a Forks y me encerraba en donde fuese a cuidar de Bella, al menos así no estaría rodeado de un montón de vampiros a quienes no caía bien en absoluto, y ellos a mi menos. En cuanto el sol se ocultó tras las montañas, otorgando al fin la necesidad necesaria a las calles para que pudiese dejarme ver por ellas, así del castillo como alma que lleva el diablo. Bella estaba "comiendo" con los Vulturi, algo en lo que no pensaba participar, ni tampoco presenciar. Así que me vi con toda libertad para ir a dar una vuelta por las calles de los alrededores.

Mis pies terminaron por dejarme en la plaza de San Marcos, paseando a un paso insultantemente humano, ya que iba bien lento. A estas horas la plaza estaba vacía, o al menos casi, ya que mis ojos se toparon con una chica que escribía muy concentrada sentada en un banco. Pronto entendí el porque de que en cuanto caía la noche desapareciese todo el mundo, aun sin ser conocedores de nuestra existencia, ya que una sombra salio de la nada acechando a la chica que estaba ajena a ello. Como era inevitable fui hasta allí acelerando mi paso y fastidiandole la cena al oportunista, que se marchó antes siquiera de que lo viese bien. -¿Un poco tarde para ir sola por estos sitios, no? -pregunté sin ánimo de ser grosero, usando mi habitual tono de amabilidad y calidez que empleaba en mis días buenos. Le dediqué una sonrisa amable a la chica y me senté junto a ella.

Los pensamientos de la chica casi me fueron abrumadores, después de tanto tiempo rodeándome de los reacios miembros de la guardia que solo pensaban en ellos mismos y no en cosas muy agradables por cierto, la mente de esta chica era un regalo para mis oídos. Tuve suerte de no ser humano, porque me hubiese sonrojado con tanto halago mental, bajé un instante la vista al suelo sonriendo levemente y me acomodé a su lado, procurando no acercarme mucho para no tocarla.
La chica era un tanto distraída, pero me pareció muy dulce, algo agradable me encantaban las mentes de la gente alegre y dulce eran agradables de leer. Aquel echo me hizo alegrarme de haber salido de entre las paredes del castillo para socializar un poco con los humanos de Volterra. Desvié instantáneamente mi vista hacia el papel en el que escribía cuando la avisté a primera vista, supuse que aquello eran sus cosas importantes, al parecer una carta para alguien que no le había atendido las llamadas.

-Debería tener mas cuidado, son horas poco apropiadas para que una dama ande sin protección... -dije con amabilidad, haciendo uso de mis infinitos y según muchos, ya anticuados, modales, aprendidos quizá demasiados años atrás. -¿Yo? -alcé una ceja mirándola y finalmente me encogí ligeramente de hombros levemente. -Digamos que no tenía ganas de seguir encerrado, he salido a ver si me daba un poco el aire... -hablé conservando mi tono de voz dulce y melodioso, aquel que demostraba mi buen humor y que al fin podía usar con alguien que no fuese Bella, aunque no era algo que necesitase, simplemente me gustaba saber que podía ser algo sociable de vez en cuanto. Reí levemente ante su comentario y negué con la cabeza mientras guardaba mis manos en los bolsillos de mi abrigo. -No soy guardia, la verdad tampoco soy de aquí... aunque de todos modos puedo aventurar que no hay ninguna norma que prohíba estar en la plaza de noche... -la miré dibujando una media sonrisa en mis labios tras haber echado un vistazo rápido a la plaza, comprobando que estábamos solos.

Tuve que recordarme a mi mismo el no actuar ni decir cosas a partir de sus pensamientos, siempre tenía la manía de no esperar a que la gente expusiese las cosas en palabras y me adelantaba a partir de lo que oía en sus mentes, pero debía ser cuidadoso cuando se trataba de humanos ya que no podían saber de todo esto y no era muy normal toparse con alguien que leyese mentes. Saqué las manos de mis bolsillos alzándolas con las palmas hacia ella en un claro gesto de rendición mientras reía levemente al oír su comentario. No era la primera vez que me topaba con una chica que tenía un enorme sentido de valerse por si misma sin rendir cuentas a nadie, la verdad me parecía algo bueno, pero no por eso iba a dejar de ser un sobreprotector consumado. -Mis disculpas entonces... No pretendía poner tal echo en tela de juicio, créeme... -escondí de nuevo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta mientras agachaba la cabeza en uno de aquellos gestos medio reverenciosos que tenía la manía de hacer cuando me disculpaba.

Tuve que reprimir una sonrisa al oír de su mente aquello de que mis modales no estaban en la época adecuada, algo que no era la primera vez que oía, pero ni por guardar las apariencias ni por adaptarme a éste siglo iba a convertirme en uno de esos niñatos arrogantes sin una pizca de modales que rondaban por el mundo hoy en día. Fruncí levemente el ceño uniendo mis labios en una línea, dándome un aspecto de rumiar concienzudamente en una respuesta, cosa que era de lo mas cierta, ya que su pregunta me cogió por sorpresa, poca gente se interesaba por la situación de los desconocidos. -Bueno, realmente mas que por ocio vine por asuntos digamos familiares... -dije mientras negaba ligeramente con la cabeza, queriendo restar importancia a mis palabras. Sonreí ladino mientras la miraba ladeando del mismo modo la cabeza para observarla mejor, tenía parte de razón en aquello de que normalmente los extraños no se preocupan por la hora en que los demás rondan un sitio u otro, pero yo tenía aquella manía de proteger a todos cuanto podía. -Eso es algo culpa de mi carácter creo... -me mordí ligeramente el labio inferior y desvié la vista un instante antes de volver a mirarla. -Tengo una tendencia sobreprotectora que me lleva a cuidar de las personas... No pude evitar venir a comprobar que estabas bien cuando te vi sola en la plaza... -dije con tranquilidad y reí levemente cuando me dio las gracias, asintiendo con solemnidad a modo de respuesta.

Reí con ella ante su comentario, de veras esta humana me caía bien, de todos modos no parecía muy igual al resto de chicas de su época, era interesante toparse con alguien que no se rindiese a los dichosos estereotipos de la sociedad esta que tenían ahora los felices y materialistas humanos, pero bueno, cada uno se aferra a lo suyo y yo me quedé un siglo atrás en todo esto. -Por supuesto, no es molestia alguna... Siento haberte interrumpido... -dije disculpándome al ver que mi presencia había echo pasar a un segundo plano lo que parecía una tarea importante para ella. Aquella carta era curiosa, parecía que buscaba a alguien, pero el echo de ir leyendo mentes durante toda mi vida, me hacía tener un poco menos de curiosidad que el resto del mundo.

Sonreí ampliamente y con sinceridad, enseñando de refilón una bonita hilera de mis blancos dientes, algo que no solía hacer pero por lo visto acababa de toparme con otra chica dada a no temer nuestra naturaleza, o definitivamente me había ablandado desde que intenté ser menos terrorifico para estar con Bella en sus tiempos humanos. -Tengo una educación un tanto... clásica... -comenté algo divertido mientras seguía sonriendo, ahora algo ladino y me acomodé en el banco echando mi espalda hacia atrás hasta topar con el respaldo. -De todos modos, gracias por el halago... Tu también pareces diferente a lo que sería el modelo de chica actual... -dije mientras la miraba ladeando ligeramente la cabeza y regresé a mi posición anterior vigilando la plaza, prestando atención a si pasaba alguien o mas bien algo. -Bueno, casi familia digamos... Estoy con mi prometida... -sonreí de forma inconsciente al mencionar a Bella como tal, ella decía que no era para tanto pero a mi esa palabra me sonaba a algo fantástico.

Hice una mueca, quizá imperceptibe o quizá demasiado notoria, pero me salió sin mas ante su comentario. Porque no, no estaba tan segura como tenía que estarlo. -Si bueno a veces no soy tan eficaz... has tenido suerte... -comenté dibujando un intento de sonrisa y suspiré desviando la vista a un traunseunte que cruzaba la plaza en aquel momento. Me vi mirandola de nuevo ante su presentación, rezando por que no le diese por darme la mano y al ver que no lo hacía me relajé y sonreí amablemente. -Edward Cullen... -me presenté ampliando levemente mi sonrisa mientras la miraba. -Encantado señorita Winters... -dije inclinando levemente la cabeza a modo de media reverencia y reí levemente.